Una de las afecciones más graves para el cerebro y relacionado con el área cardiovascular es el ictus, que esa enfermedad cerebrovascular derivada de disminuciones u obstrucciones en el flujo sanguíneo. El cerebro, que es el órgano que más sangre demanda para su funcionamiento (un 20 % del volumen que circula por el organismo desde el corazón), no recibe la cantidad necesaria de sangre y sus correspondientes nutrientes y, por tanto, sus células nerviosas dejan de funcionar porque no obtienen oxígeno.

¿Cuáles son sus síntomas?

¿Cómo actuar?

La Sociedad Española de Neurología (SEN) pide al paciente que cuando reconozca alguno de los síntomas asociados a este accidente (pérdida de fuerza en una parte del cuerpo, dificultad en el habla, en la visión) no vaya al hospital si no está cerca, y llame al teléfono 112 de urgencias. Cuando la ambulancia llega a casa del enfermo y confirma que está sufriendo un ictus, advierte al hospital de referencia de que tenga todo listo para que se «encuentre el pasillo despejado». Se realiza una Tomografía Computarizada (TC), para descartar que sea un ictus hemorrágico (el 80% son isquémicos), y así poder suministrar la trombólisis farmacológica, un medicamento que se inyecta en las venas, va directamente al trombo y lo deshace, provocando una pequeña explosión.
Esta medicación tiene un periodo ventana de efectividad que los expertos calculan en 4 horas y media tras la identificación de los síntomas.

¿Qúe puedo hacer para evitar un ictus?

  • Consume una dieta sana.
  • Haz ejercicio regularmente.
  • Controla tu tensión arterial.
  • Controla el colesterol.
  • Evita el consumo de tabaco.
  • Cuidado con la diabetes.
«Los pacientes con alta hospitalaria tras sufrir un ictus tienen que ser rehabilitados de manera precoz y urgente, para devolver la mayor plasticidad al sistema nervioso y celular. En los primeros tres meses, eso ya se ha cicatrizado»
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