Denominado ‘delirium’ conlleva un cuadro confusional cuando se produce un ingreso

La situación que sigue se da con mucha facilidad: un anciano queda ingresado en un hospital e, inmediatamente, sufre un deterioro de su estado de salud, caracterizado por una situación de desorientación y confusión. Es un cambio súbito en el estado mental en los ancianos cuando están ingresados en un hospital o cuando son sometidos a una cirugía o por una infección urinaria.

¿Qué es el delírium?

Este término, que significa “confusión repentina”, se refiere a un cambio en la función mental de la persona que se desarrolla de una forma rápida e imprevista. También se ha denominado síndrome confusional agudo, y se caracteriza porque el paciente no puede mantener la atención, percibe la realidad de una forma alterada y puede que tenga alucinaciones, lo que podría condicionar su comportamiento, llevándole a sentir miedo o a mostrarse agresivo.

¿Qué factores pueden desencadenarlo?

Las causas directas de este cuadro se relacionan con la tensión psicológica y el estrés que genera en la persona el estar fuera de su ambiente, sus rutinas y su intimidad, rodeado de personas extrañas y además en condiciones de salud precarias, lo que contribuye a la merma inmunitaria y neurológica. Hay que tener en cuenta que si para el común de las personas la hospitalización significa una situación desagradable, para los ancianos el umbral de tolerancia es mucho más reducido.

Los procedimientos y horarios del hospital pueden ser desorientadores. Por ejemplo, con frecuencia se despierta al paciente durante la noche, privándole del sueño necesario. Además, el paciente puede ser incapaz de orientarse en una habitación desconocida, tenuemente iluminada. La cantidad de pruebas y los complejos dispositivos médicos pueden ser agobiantes.

En ciertas situaciones, el paciente puede llegar a estar tan confuso que no entienden por qué está en el hospital. Puede llegar a estar agitado y tratar de salir de la cama, arrancarse las vías intravenosas u otros tubos, o hacer otras cosas que le puedan dañar o dañar a otras personas. Puede interpretar de forma errónea la acción de otra persona como una amenaza y responder como si se sintiese amenazando. En estos casos, la presencia de un amigo o de un miembro de la familia puede ayudar a calmarle. En raras ocasiones, es necesario aplicar contenciones físicas o administrar pequeñas dosis de un fármaco antipsicótico hasta que cede el episodio de confusión.

PREVENCIÓN DE LA CONFUSIÓN Y EL DETERIORO MENTAL EN EL HOSPITAL:

El personal y los familiares pueden ayudar a la persona hospitalizada a mantenerse orientada de la siguiente manera:

  • Asegurándose de que la iluminación de la sala sea la adecuada.

  • Proporcionándole un calendario o un reloj que sea fácil de ver.

  • Animándole a levantarse de la cama, caminar con regularidad y hacer tantas actividades diarias normales como sea posible.

  • Hablarle de lo que está pasando fuera del hospital para mantener su mente activa.

  • Explicarle las pruebas y los tratamientos para ayudarle a comprender qué está sucediendo y por qué.

  • Asegurarse de que si usa gafas o audífonos los tenga y los lleve puestos.

  • Asegurarse de que consume suficiente cantidad de líquidos y alimentos (la deshidratación puede causar delirio)

  • Dejar que el paciente duerma sin interrupciones tanto como sea posible durante la noche

  • No llevar la contraria, no elevéis el tono de voz, explicar las cosas las veces que sea necesario.

El grado de recuperación que puede experimentar una persona que ha tenido un delirium dependerá de su estado de salud. Las personas con un estado mejor suelen recuperarse por completo, mientras que los pacientes con demencia suelen experimentar un deterioro significativo de la memoria y de su capacidad para pensar.

No confundir el síndrome confusional con deterioro cognitivo o demencia

El síndrome confusional, el deterioro cognitivo y la demencia comparten sintomatología similar, lo que de entrada puede dificultad el diagnóstico. Sin embargo, existen diferencias claras entre ellas.

En el caso del síndrome confusional, la sintomatología suele aparecer de forma abrupta, aguda, por lo que tiene un inicio claro en el tiempo; la causa desencadenante suele ser identificable: uno o varios factores de riesgo; y el cuadro suele ser transitorio y reversible, por tanto, la sintomatología remite una vez se inicia el tratamiento.

Por el contrario, en el caso de deterioro cognitivo y la demencia, su inicio es insidioso ( no tiene un comienzo claro en el tiempo ), los síntomas progresan lentamente, la causa desencadenante es múltiple y el deterioro, en la mayoría de los casos, es irreversible, no remite.

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