La ayuda a domicilio es un servicio cada vez más requerido por las familias que tienen a su cargo personas dependientes. No solo el colectivo de personas mayores necesita esta ayuda, sino que hay muchos otros que requieren cuidados especiales, ya sea porque padezcan algún tipo de enfermedad o minusvalía que les impide ocuparse de ellos mismos con total autonomía.
En muchos casos, gracias a esta ayuda y según el grado de dificultad que presenten, las personas dependientes pueden residir en sus hogares, algo que muchos desean para mantener cierto grado de independencia. En otras ocasiones, cuando sus capacidades están muy limitadas o sus familias y ellos mismos lo prefieren, viven con algún pariente que se hace cargo de ellos.
Para estas familias es especialmente importante contar con una ayuda que les alivie esta carga, que puede llegar a resultar realmente agotadora, a nivel físico y psicológico, pues se ha de compaginar con el resto de obligaciones: familiares, sociales, laborales…
La ayuda domiciliaria para personas dependientes es una necesidad social que cuenta con múltiples servicios para garantizar una buena calidad de vida para la tercera edad, otros colectivos dependientes y sus familiares.
Tipos de ayudas domiciliarias
Este tipo de ayudas se centran habitualmente en tres aspectos: la ayuda de carácter doméstico, la ayuda de carácter personal y la ayuda de carácter social.
Ayudas domésticas
Las actuaciones básicas de carácter doméstico son aquellas que van dirigidas principalmente a las tareas del cuidado del hogar y sus enseres, así como de apoyo a la autonomía personal y para mantener la unidad de convivencia. Algunas de estas tareas son la limpieza de la vivienda, el lavado de la ropa sucia, así como su planchado, la preparación de los alimentos y su compra, en caso de ser necesario, y siempre a cuenta del interesado.
Ayudas personales
Las actuaciones de carácter personal son las que se realizan sobre las personas dependientes para promover y mantener su buen estado de salud físico. Con ella se pretende fomentar hábitos adecuados de conducta, ayudando a la persona a adquirir o a mantener habilidades básicas, tanto para su desenvolvimiento personal como para su integración en la unidad de convivencia dentro del domicilio. Entre estas ayudas se destaca el aseo personal, la ayuda en los movimientos y traslados del paciente que lo necesite, asistencia para vestirse y alimentarse, la estimulación y el fomento de su autonomía, así como la adquisición de los hábitos de higiene y orden, ayuda en la administración de los medicamentos, e incluso en la recogida y gestión de recetas.
Ayudas sociales
Las actuaciones de carácter social son las relacionadas con la compañía para evitar que el usuario sufra situaciones de soledad y aislamiento, la ayuda y la colaboración para la realización de trámites administrativos, el desarrollo de su autoestima, el acompañamiento fuera del hogar, el fomento de las actividades de ocio dentro del domicilio, así como de las relaciones familiares y sociales.
¿Cuál es el perfil de un auxiliar de ayuda a domicilio?
El auxiliar de ayuda a domicilio debe ser siempre un profesional cualificado que sea capaz de ofrecer servicios integrales a personas mayores, dependientes, con algún tipo de minusvalía o enfermedad, ya sea que necesiten asistencia especial para su cuidado sanitario o que requieran servicios domésticos y/o sociales. Debe ser una persona empática que sea capaz de conectar con el paciente, además de realizar sus tareas con dedicación y eficiencia.
Son tantas las funciones que llevan a cabo estos profesionales que por este motivo se hace tan necesario que estén preparados, pero, aunque las labores que realiza son muy importantes, un auxiliar a domicilio no puede ofrecer servicios médicos sobre los que se requiera cierto grado de especialización. En este sentido, en algunas ocasiones será necesaria una ayuda más experta.
Las enfermeras a domicilio son un tipo de ayuda que a veces se necesita cuando se tiene a un familiar dependiente o una persona mayor a cargo. El principal motivo es que permiten que tengan los cuidados que requieren en su propia casa, sin necesidad de estar ingresados en una clínica u hospital. Esta ayuda domiciliaria mejora la calidad de vida de los pacientes enfermos crónicos o en aquellos que padece una enfermedad temporal. Estos profesionales son los que se ocupan de las curas, el control de la tensión o los ejercicios terapéuticos, entre otras funciones y que variarán en dependencia de las necesidades específicas que tenga cada usuario.