En la actualidad, hay muchas personas que deciden ofrecer servicios de ayuda en el domicilio por su cuenta y de manera independiente, y peor aún hay muchas personas que optan por “contratar” a este tipo de personas para que cuiden de sus seres queridos, se encarguen de cubrir sus necesidades y ayudarles en sus actividades básicas de la vida diaria.

Esto es un gran error, porque al optar por este tipo de trabajadores estamos por un lado fomentando la economía sumergida. Esto implica que las personas que trabajen en nuestro hogar no cotizan a la seguridad social, carecen de seguro, no se realizan contratos, en caso de accidente del trabajador no hay ninguna cobertura… además, normalmente este tipo de trabajadores carecen de la formación esencial básica para realizar el correcto cuidado de las personas en su domicilio, impidiendo el correcto desarrollo de sus actividades básicas diarias y llegando a producir lesiones en las personas que cuidan.

Tener un cuidador con formación, nos va ayudar a reducir la sobrecarga y va a mejorar la calidad de vida de todas las partes.

Para la familia los beneficios serán enormes, da mucha seguridad que el cuidador tenga formación y experiencia relacionada con los cuidados, ver que tiene conocimientos sobre la vejez y el deterioro, de sus causas y sus consecuencias, que sepa cómo actuar ante situaciones difíciles e incluso que el cuidador nos enseñe nuevas formas de ayudar.

En nuestro ámbito de cuidados a domicilio, como parte del sector sociosanitario, es necesario que nuestros cuidadores están en formación continua pues nunca se deja de estudiar y aprender por la cantidad de cambios y novedades que van surgiendo.

En EMPATÍA, nuestros cuidadores tienen formación sociosanitaria y están formados como cuidadores mediante FP, cursos o certificados de profesionalidad relacionados, auxiliares de geriatría, de ayuda a domicilio o de atención al mayor.

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