Existen multitud de teorías del envejecimiento, todas tienen como objetivo explicar cómo y por qué envejecemos. Las hay que lo explican como consecuencias de alteraciones “toxicas” internas, que se ocasionan a lo largo del tiempo y que se acumulan en el organismo, como por ejemplo las relacionadas con el material genético, las proteínas o los radicales libres, y, las hay que intentan explicar el proceso de envejecer por factores externos, como tabaco, alcohol, tóxicos ambientales, sedentarismo…etc.

En mi opinión, parece que a través de ninguna de ellas se ha podido desarrollar ningún tratamiento para disminuir de forma clara y eficaz los efectos del tiempo, ni alargar la longevidad. Podemos pensar que el envejecimiento se produce por el efecto combinado de las lesiones al organismo y la respuesta de los mecanismos de defensa en un individuo con una carga genética determinada, es decir que todas las teorías tienen su parte de razón, y ninguna de ellas puede explicar en su totalidad el proceso de envejecer.

A medida que pasan los años, aumenta la prevalencia de enfermedades y discapacidad, sin embargo, es cierto que muchas personas llegan a edades avanzadas con buen estado de salud.

Grandes síntomas geriátricos nos acompañan en la vejez tales como la integridad de la piel, deterioro cognitivo, depresión, caídas y trastornos de la marcha, incontinencia, deterioro de la vista y el oído, inmunodeficiencia… pero como todos los ancianos no son iguales, independientemente que tengan la misma edad, se diferencian diferentes tipos de perfiles de ancianos según los cambios funcionales de los mismos.

Por supuesto, hablar de calidad de vida en la vejez es hacer referencia a el equilibrio entre diferentes elementos, como el físico, el psicológico y el aspecto social, para ello, los programas de intervención que se pueden llevar a cabo, permiten fomentar la autonomía, las relaciones sociales, el entrenamiento de habilidades perdidas, los entrenamientos físicos para evitar la inmovilidad y a la apatía…etc.

Los programas educativos adaptados a las personas mayores ayudan a un envejecimiento activo y satisfactorio, atrás quedó la valoración negativa de los mayores, como personas dependientes, pasivas, lentas, etc. Tenemos que envejecer bien y los programas educativos ayudan a potenciar las capacidades del mayor, propiciar la participación y la implicación para convertirlo en el protagonista de su propia vida.

María José Barrera rodriguez

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