La salud emocional de nuestros mayores es una tarea de todos, hacer que nuestros padres y abuelos se sientan bien no sólo desde un aspecto físico sino también mental y emocional, es un gran acto de amor, de respeto y reconocimiento por todo lo que nos han aportado a nuestras vidas y a nuestra historia, tanto social como familiar.
Un primer paso es recordar que todos- si tenemos esa suerte- vamos a llegar a esa edad. Ser mayor es un privilegio y un honor, supone tener la riqueza de la experiencia y es importante pensar en cómo nos gustaría vivir nuestra vejez y cómo nos gustaría que nos trataran.
Encontrar actividades para trabajar las emociones, y aplicarlas en nuestra vida cotidiana, es esencial para aumentar la autoestima, la seguridad y mejorar las relaciones sociales.
Se sabe que el envejecimiento afecta en especial a los lóbulos frontales del cerebro, lugar donde se encuentra nuestra capacidad de atención, resolución de problemas, planificación, entre otros. Sin embargo, las emociones y nuestra capacidad para comunicarnos con nuestro entorno y expresar a través de las miradas, las sonrisas y de reaccionar frente al afecto, permanece intacto y no desaparece, sobrevive incluso ante la enfermedad como puede ser el Alzheimer.
En Empatía, cuidamos a tu ser querido para que viva sintiendo en positivo, intentamos capear los altibajos emocionales con sosiego, comprensión y mucha energía positiva. Cuanto mas piensen en positivo y más crean en sí mismos, mejor estarán, tenemos que darles motivos y razones por las que querer vivir y estar bien.
Atendemos desde la aceptación de la persona, entendiendo su situación, sus conductas y el proceso de la dependencia o enfermedad. Nos ponemos en su piel, estimulamos las emociones positivas comprendiendo sus limitaciones, acompañando y mostrando afecto, comprensión y seguridad.
