Aumenta la necesidad de un sistema de asistencia en domicilios para mayores

El aumento de la población anciana que vive sola crece a un ritmo sin precedentes según los últimos datos aportados por el INE (Instituto Nacional de Estadística). En estos momentos, son más de 2 millones las personas con 65 años y más de 850.000 las que superan los 80 años que se encuentran en esta situación de soledad.

Y es que, llegados a una edad en la que se necesita la dependencia de terceros, solo hay dos vías posibles, la del ingreso en un centro de salud para mayores o seguir en el que siempre ha sido el hogar. La mayoría de ancianos elegirá esta segunda opción que, por otra parte, es la recomendada por los especialistas.

¿Por qué es mejor quedarse en casa?

Los estudios realizados, en este sentido, dan la razón a los profesionales del sector. Las personas mayores se niegan sistemáticamente a abandonar el hogar en el que han pasado los últimos años. Llegar a una residencia de ancianos y adaptarse a las nuevas condiciones en un ambiente frío, sistemático e impersonal resulta para muchos un shock de gran calibre. El impacto es, en ocasiones, tan duro que no son pocas las personas que sufren una bajada en sus defensas y un deterioro en su capacidad cognitiva.

A nadie se le escapa la sensación de que quien entra en una residencia de ancianos es para pasar allí los días que le quedan. A nuestros mayores, tampoco. Esto les causa una sensación de pérdida y abandono tal que llegan a sufrir trastornos mentales o se agudizan los que ya sufrían.

La pérdida de intimidad es algo que la mayoría no soporta cuando llega a estos lugares, y aunque la profesionalidad de los empleados sea elevada, la desconfianza y la incomodidad no desaparece. Por otra parte, un entorno que no le ofrece recuerdos parece acelerar la pérdida de memoria y otras habilidades, tanto físicas como cognitivas, ya que el exceso de atención también conlleva una limitación en sus actividades y en su propio esfuerzo por mantener su estilo de vida.

Al quedarse en casa, junto a todos sus recuerdos, su mente se mantiene activa, el intento por seguir ejerciendo sus actividades habituales se conserva, la intimidad de su propio hogar favorece su comodidad y, por tanto, su tranquilidad, que tendrá un efecto positivo y directo sobre su salud. Las relaciones sociales con vecinos, amigos y familiares seguirán activas, un factor de vital importancia para un buen desarrollo mental y sentimental.

Por lo tanto, a tenor de la experiencia, cabe afirmar con rotundidad que quedarse en casa siempre será mejor para las personas mayores, algo que es posible incluso si no se pueden valer por sí mismas, ya que existe la posibilidad de contar con un servicio de asistencia para mayores que se adapte a sus condiciones, y no al revés.

Acciones que hay que acometer cuando se contrata un servicio de ayuda domiciliaria a mayores.

La necesidad de un asistente particular en la vivienda de una persona con las capacidades disminuidas crece diariamente. Por un lado, el aumento de la longevidad en España hace que el número de personas en estas condiciones crezca cada año, llegando a la saturación en algunos centros o el aumento desproporcionado de precios.

Por otro lado, porque se es más consciente de lo positivo que resulta para mantener la calidad de vida de los ancianos, como hemos comentado a lo largo de este artículo.

Fundamentalmente, es por estos dos motivos una opción que se elige cada vez más en lugar de trasladarlos a una residencia.

Una vez que se toma la determinación de contratar estos servicios, hay que comprobar que la empresa que los ofrece posee unos profesionales altamente cualificados y cuál es el método que utilizan para validarlos.

El cuidador

Del mismo modo, se deberá comprobar la conexión entre el cuidador y la persona cuidada. Es importante que ambos encajen y no se sientan incómodos el uno con el otro, se trata de disminuir al mínimo posible la rotación de cuidadores, para que la confianza y la tranquilidad sean una norma constante.

El personal encargado deberá tener amplios conocimientos en medicamentos y tratamientos de salud. Estar informado de todo lo que le ocurre a su paciente, conocer sus gustos y aficiones y adaptarse a los horarios establecidos. También es importante que tenga una formación en tratamientos psicológicos para saber detectar cuándo la persona que tiene al cargo sufre un deterioro en este sentido.

 

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