Hoy en día existen diferentes medicamentos encaminados a controlar o mejorar estos síntomas, pero están más que comprobados los buenos resultados de la combinación de los mismos con una terapia no farmacológica.

Será recomendable realizar una estimulación a nivel físico y cognitivo para conseguir que el curso de la enfermedad sea más pausado y para que ayude también a controlar los trastornos conductuales y del estado de ánimo.

Los objetivos que se persiguen son:
• Ralentizar el avance la enfermedad estimulando las capacidades cognitivas que aún estén conservadas.
• Mantener las capacidades cognitivas que ya están deterioradas para que se pierdan más lentamente.
• Mantener el máximo nivel funcional y de autonomía posible en cuanto a actividades de la vida diaria se refiere.

¿Cómo lo hacemos?

Trabajamos en casa para reforzar la mente, Trabajando la memoria, el lenguaje, la orientación, la atención, las gnosias, las praxias, el cálculo y el esquema corporal.
Potenciamos al máximo su movilidad física (miembros superiores e inferiores, deambulación, transferencias…).

Objetivos:
• Mejorar/mantener una postura correcta.
• Evitar caídas.
• Disminuir dolores.
• Fomentar las habilidades sociales y de ocio.
• Dar al enfermo una ocupación y que se sientan útiles.
• Mejorar el estado anímico.

Existen ciertos casos excepcionales, en los cuales sí se podrá mejorar la vida de los enfermos, como por ejemplo cuando están una temporada ingresados en centros hospitalarios o encamados durante mucho tiempo, ya que en estos casos la estimulación que tienen en el día a día es menor y muchas de las actividades cotidianas las realiza otra persona por ellos.

Lo que tenemos que procurar es que nuestro familiar siga realizando por sí mismo todas las actividades posibles y que nos ayude o que participe en la menor medida que pueda en aquellas que ya no sea capaz de realizar de manera autónoma.

Así, le pediremos que nos ayude a cortar, pelar o preparar los diferentes alimentos que necesitamos para preparar la comida; que doble la ropa planchada o prendas más sencillas como las toallas; que separe la ropa de color y la blanca para poner la lavadora; que nos ayude a hacer la lista de la compra y llevar las cuentas; o que ponga la mesa o haga las camas con o sin nuestra supervisión.

En definitiva, hay que seguir dando al enfermo una ocupación y hacer que se sienta útil, lo que a su vez fomentará la estimulación tanto física como cognitiva de la persona.

Las relaciones sociales, la nutrición correcta y el ejercicio físico y mental son decisivos para mantenernos saludables mientras envejecemos. Son antioxidantes naturales y la mejor terapia antienvejecimiento.
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