El vídeo que hemos visto explica claramente la importancia de trabajar las habilidades sociales desde que somos niños, ya que ésta es de vital importancia para la resolución de conflictos y tener éxito en el futuro.

Las habilidades sociales correctamente aprendidas, nos convierte en personas mentalmente estables y preparadas para canalizar todo lo que hemos aprendido de la forma más adecuada y ser más felices en todos los aspectos de nuestra vida. Me doy cuenta, de lo realmente importante que es trabajar en ello y seguir aprendiendo estas habilidades para las personas cuidadoras de otras, y adquirir estrategias para desarrollar una actitud siempre positiva hacia la convivencia con personas mayores dependientes. Habilidades tan importantes como saber comunicar los sentimientos y necesidades, saber escuchar y prestar atención a los demás, con el fin de erradicar posibles problemas, ser asertivos y saber tratar así a las personas dependientes de forma amable y comunicativa, trabajar la empatía y comprender el punto de vista de los demás.

Manejar las emociones, tal como expresa ese profesor de psicología, implica saber controlar los sentimientos, dicho aprendizaje nos ayuda a controlar la ira o la frustración, y ayudará a crear puntos de encuentro para mejorar la calidad de vida de la persona dependiente, además de desarrollar relaciones positivas entre todos los miembros de la familia.

En definitiva, llego a la conclusión de que hay que cuidarse para poder cuidar, que es muy importante que los cuidadores sepan y aprendan a canalizar sus emociones mediante estas habilidades, ya que el cuidador se responsabiliza de todos los aspectos de la vida del enfermo y debe afrontar la sobrecarga física y emocional que supone la dedicación continuada al cuidado.

Ser psicológicamente estable y saber gestionar las emociones es una cualidad adquirida de un buen cuidador, potenciando dicho aprendizaje para el control de impulsos irracionales o mal aprendidos, sentimientos negativos, estrés y la frustración para afrontar con entereza las situaciones cotidianas que se pueden presentar.

Para finalizar, entendemos que, para dar una atención de calidad a las personas, hay que aplicar los conocimientos con habilidades y actitudes positivas, que exijan tratar a cada persona de modo individualizado y personalizado, ya que cada persona es diferente y requiere de unas necesidades distintas. Estas herramientas, nos servirán para relacionarnos de forma eficaz y saludable, convirtiéndonos en personas asertivas y mentalmente estables.

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